También ha cambiado radicalmente la opinión de los rusos sobre la actitud de Washington hacia Moscú: en los tiempos de la Perestroika el 35 por ciento creía que la Casa Blanca tiene actitud amistosa hacia el Kremlin. Hoy la cifra es de tan solo el 3 por ciento, mientras el 59 por ciento cree que la política de EEUU hacia Rusia es abiertamente hostil.
Según el director general del Centro de Estudio de la Opinión Pública (VTsIOM), Valeri Fiódorov, en los años 1990 para los rusos EEUU se perfilaba como un ejemplo a seguir y además hubo ilusiones en cuanto a la posible cooperación entre las dos potencias. Hoy en día, en cambio, para los rusos EEUU es más bien un “antiejemplo, fuente de agresión y de antivalores”, por no hablar de las relaciones bilaterales, desde hace tiempo en un callejón de salida.
El politólogo Evgueni Mínchenko recuerda por su parte que hubo tres “lunas de miel” entre Rusia y EEUU: a finales de la Perestroika y en los primeros años de Yeltsin; en los tiempos de la presidencia de George W. Bush; y el reinicio de los tiempos del presidente –y ahora primer ministro– Dmitri Medvédev.
En el primer caso, hubo esperanzas de que EEUU ayudase a Rusia con las reformas pero todo acabó cuando la OTAN bombardeó Yugoslavia; en el segundo, Moscú y Washington se unieron por algún tiempo ante la amenaza del fundamentalismo islámico, una alianza que se evaporó con la ampliación de la OTAN hacia el este; y en el tercero, Rusia en pleno reinicio no recurrió al derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para evitar la operación militar internacional en Libia, pero no recibió nada a cambio, con lo que el deshielo se dio por concluido.
“Ahora la retórica anti-EEUU es de hecho la ideología oficial, compartida por todos los partidos parlamentarios; además la crítica contra EEUU aparece en casi todos los medios rusos y sería muy raro si no habría repercutido en la opinión pública”, constata Mínchenko.