Este fiesta, que se celebra en el pueblo valenciano de Buñol, consiste en una batalla campal entre los asistentes con una única "arma": tomates.
Este año se han vendido 22.000 entradas, según ha informado la organización. Los asistentes proceden de 96 nacionalidades, sin embargo, la mayoría, un 18 por ciento, son españoles. Le siguen de cerca los británicos, que representan un 14 por ciento de los participantes.
Debido a su afamada historia a nivel internacional, esta fiesta fue declarada de Interés Turístico Internacional.
La Tomatina se remonta a 1945, cuando una pelea entre jóvenes acabó en una "improvisada batalla de tomates entre la multitud congregada en la Plaza del Pueblo", según recuerda la organización.
Al año siguiente, los jóvenes decidieron continuar con la tradición y repitieron la batalla de forma voluntaria. A pesar de que en ambas ocasiones la policía intentó detener la fiesta, no tuvo mucho éxito. Setenta años después, Buñol es conocido por una de las fiestas más singulares del mundo.