El parquet de Shenzhen, que agrupa a las compañías tecnológicas, perdió un 2,9 por ciento y se quedó en los 9.899 puntos.
Los grandes productores de acero y las constructoras han sido los mayores castigados del día.
La jornada volvió a mostrar una volatilidad extrema, con subidas del 4,3 por ciento y bajadas del 3,9 por ciento, una prueba del nerviosismo que se ha apoderado de los millones de pequeños inversores y sus dudas sobre la eficacia a largo plazo de las medidas gubernamentales.
Las bolsas han perdido ya un 40 por ciento de su valor desde que el 12 de junio empezó la tragedia bursátil.
El Banco Popular de China aprobó ayer otro paquete de acciones empujada por un contexto de derrumbes bursátiles diarios, riesgos de fugas de capitales y economía flácida.
Pekín recortó en 0,25 puntos los tipos de interés para préstamos por quinta vez en apenas un año hasta dejarlos en el 4,6 por ciento. La misma rebaja en los depósitos situó a estos en 1,75 por ciento.
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El gobernador del banco central, Zhou Xiaochuan, justificó la decisión como necesaria para "reducir el coste social de financiación y promover el desarrollo sano y sostenible de la economía real".
Algunos expertos habían asegurado que las medidas aprobadas en los últimos meses por las autoridades no habían llegado a los sectores más castigados.
La caída de las exportaciones había forzado una devaluación del yuan durante tres días consecutivos de agosto que podría estimular una masiva fuga de capitales a destinos más estables.