Anteriormente, Corea del Norte llamó al Sur a tomar "medidas prácticas" para poner fin a la propaganda en la frontera.
Pyongyang dijo que empezaría una operación militar si hasta el 22 de agosto no se retiran los altavoces.
El mismo día las dos Coreas intercambiaron fuego de artillería.
Seúl denunció varios casos del bombardeo de su territorio por parte de Pyongyang. De acuerdo a las informaciones de Yonhap, el disparo se realizó con una lanzadera múltiple en la zona de Yeoncheon, de la provincia de Gyeonggi.
A su vez, las fuerzas del Seúl efectuaron docenas de disparos con un arma de calibre 155 milímetros en dirección a la fuente del fuego norcoreano.
Las autoridades surcoreanas ordenaron la evacuación de varias localidades fronterizas.
Tras el incidente, el personal surcoreano del parque industrial de Kaesong, en Corea del Norte, ha regresado a su país a través de la línea de demarcación.
Se trata de un millar de ciudadanos surcoreanos que viajan diariamente a sus puestos de trabajo en Kaesong, donde están instaladas cerca de cien pequeñas y medias empresas del Sur utilizando la mano de obra barata del país vecino.
La presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, llamó a las fuerzas armadas a dar una respuesta decidida a las provocaciones de Corea del Norte, en relación a este incidente.
"Denle una respuesta decidida a las provocaciones norcoreanas, mantengan la disposición combativa de las tropas", expresó desde Seúl la mandataria.
Según los medios de prensa surcoreanos, la presidenta participó personalmente en la reunión del Consejo de Seguridad Nacional convocado a raíz del intercambio de fuego de artillería entre los dos ejércitos coreanos.