En el Acto del Día de la Fuerza Aérea, sobre Buenos Aires pasaron estos aviones franceses, con más de 40 años de uso y el deterioro del tiempo, la falta de repuestos y de presupuesto.
Con su salida, el país se queda sin aviones de guerra. La decisión de reemplazar los Mirage ya se ha tomado, pero todavía no se ha definido cuál va a ser su reemplazo. Entre los posibles sucesores se habla del avión ruso de combate y ataque Su-24, posibilidad que desató toda una ruidosa campaña alarmista en Gran Bretaña.
En abril de 1982 el gobierno militar argentino decidió recuperar las islas Malvinas, bajo dominio británico desde 1833. Gran Bretaña ganó gracias al apoyo de Estados Unidos y la derrota argentina significó la instalación de una base de la OTAN en el Atlántico Sur, así como las disputadas perforaciones petroleras de Gran Bretaña en la plataforma continental argentina.
Gran Bretaña recuperó las islas, pero sus bajas fueron considerables. “Centenares de muertos, dos destructores, dos fragatas, un gran portaaviones, dos buques de desembarco hundidos y una docena de unidades dañadas”, según el experto en defensa Fabián Calle.
“Una década combatiendo en Irak y en Afganistán no le provocó tantas bajas a las Fuerzas Británicas”, reclacó.
El Capitán de navío (RE) Roberto Curilovic, piloto de uno de aquellos Mirage, recordaba en el libro "Jamás serán olvidados", de Claudio Meunier, el ataque contra el HMS Sheffield, el destructor británico hundido por los aviones argentinos.
"Nos tocaba bailar con la más linda: teníamos el avión acorde con la guerra que se avecinaba y fe de que el misil Exocet iba a andar bien", dijo.
Al volver después de atacar el Sheffield, Curilovic tenía "la certeza de un 98%” de que los misliles, por la forma en que fueron lanzados, hicieron impacto.
“Al otro día, nos enteramos del hundimiento y bueno…con toda la emoción del personal que nos estuvo esperando", recordó.
Aquella hazaña tuvo una notable contribución de la Unión Soviética.
El periodista ruso Serguei Brilev, en un libro publicado en 2010, reveló aspectos desconocidos de aquel apoyo, brindado en particular gracias al satélite militar Kosmos-1365, lanzado un mes después del desembarco argentino.
Según testimonia en su libro, el hundimiento del HMS Sheffield fue posible gracias a la información de los satélites soviéticos, igual que el hundimiento del HMS Coventry, una joya de la OTAN, y del Atlantic Conveyor, un portaaviones que se fue al fondo del mar con 15000 toneladas de vehículos.