La inédita autorización "resultará altamente benéfica para México", porque permitirá a la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) mezclarlos con el petróleo pesado nacional y mejorar así el proceso de elaboración de combustibles en tres de sus seis refinerías nacionales (Salamanca, Tula y Salina Cruz), indica un comunicado conjunto de la estatal Pemex y la secretaría de Energía del Gobierno de Enrique Peña.
Con la disposición de crudo ligero proveniente de EEUU, México se beneficiará porque Pemex llevará a cabo mezclas de valiosos crudos ligeros y sus propios crudos pesados, más impuros y azufrosos, que se traducirán en una mayor producción de gasolinas y diesel, menos volumen de combustóleo, y mejor calidad de combustibles en beneficio del medio ambiente.
México produce sobre todo petróleo crudo pesado, en tanto sus refinerías están configuradas para procesar crudos ligeros, más valiosos en el mercado.
"Esto afecta el rendimiento industrial de estas refinerías, deja a Pemex altos remanentes de combustóleo que resulta difícil de colocar a buen precio en el mercado internacional y su consumo en plantas eléctricas nacionales resulta poco competitivo e inconveniente para el medio ambiente", explicaron Pemex y el Gobierno mexicano.
Por su parte, Pemex continuará con la exportación de petróleo hacia EEUU para ser procesado en las refinerías estadounidenses especializadas en crudos pesados como el que mayormente produce México.
La inédita licencia aprobada por el Gobierno de EEUU es una consideración especial que se da "bajo las previsiones legales que contiene la Ley Americana de Energía de 1975; de este modo, México alcanza un trato similar al que tiene Canadá en materia de intercambio energético", explicaron el Gobierno mexicano y Pemex.
Poco antes el periódico The Wall Street Journal reveló la tarde del viernes que las petroleras de EEUU tendrán derecho a vender combustible a México, citando fuentes anónimas.
Las petroleras de EEUU y sus cabilderos en el Congreso llevan mucho tiempo llamando a la Casa Blanca a levantar restricciones sobre el comercio del combustible con México, sobre todo después del boom de los campos de producción de hidrocarburos de esquisto en Dakota y Texas.