En lo que va de año ha habido 360 muertes, otro máximo histórico que ha hecho que hayan aumentado las críticas a la gestión del gobernador Geraldo Alckim (Partido de la Social Democracia Brasileña), que en los próximos días se reunirá con alcaldes y autoridades sanitarias para empezar la campaña de prevención para el próximo verano.
Para las autoridades responsables la única consecuencia positiva de la alta incidencia de la enfermedad en este año es que para la próxima temporada de dengue gran parte de la población ya estará "inmunizada", puesto que una vez se sufre el dengue por primera vez después los síntomas son más leves.
Este año Brasil también ha sufrido con el virus del chikungunya, que tiene síntomas similares al dengue –fiebre, malestar general, manchas rojizas en la piel– aunque las consecuencias son menos letales y la incidencia se ha concentrado principalmente en los Estados del noreste del país.