Las investigaciones sobre abuso sexual infantil en el país revelaron la existencia de cerca de 400 vídeos.
Los criminales que obligaban a los niños a practicar sexo y los grababan, chantajearon a los padres de varias víctimas, exigiendo pagarles cientos de miles de rupias para no publicar las grabaciones.
Si la familia se negaba a pagar, los criminales vendían la grabación en el mercado local por 40 rupias (39 céntimos de dólar).
Por el momento, los agentes paquistaníes han detenido a 14 criminales de la banda, que supuestamente se compone de 25 personas.
Haseeb Amir, el principal acusado, confesó que sometió a los niños a abusos sexuales y los grabó.
En Pakistán los pederastas se enfrentan a la pena de muerte.