El asesinato de Angelelli fue presentado como un accidente automovilístico por las autoridades de la época, pero una investigación posterior, así como un juicio celebrado en 2014 determinaron la responsabilidad del general Luciano Benjamín Menéndez y del comodoro Luis Fernando Estrella, quienes fueron condenados a cadena perpetua.

El asesinato del obispo de La Rioja coincidió en el tiempo con otro de los episodios más negros de la última dictadura argentina (1976-1983), ocurrido días antes: el secuestro y posterior fusilamiento del párroco francés Gabriel Longueville y del sacerdote Carlos de Dios Murias.
Angelelli había denunciado públicamente esos crímenes y viajaba a Buenos Aires con documentación sobre el caso cuando su vehículo fue interceptado.
En 2009 el Congreso Nacional de Argentina rindió homenajes de Estado al sacerdote por su lucha en defensa de los pobres y su oposición a la dictadura.
Según reseña este martes la radio La Red de La Rioja, Angelelli formó parte, junto con Carlos Horacio Ponce de León, Jorge Novak, Jaime de Nevares y Miguel Hesayne, del grupo de obispos que denunció más enérgicamente las violaciones a los derechos humanos del régimen militar.
A 39 años #Angelelli, presente, ahora y siempre!!! “Con un oído en el Pueblo y el otro en el Evangelio”. pic.twitter.com/ds9HHqteiQ
— Sebastián Artola (@SebastianArtola) 4 августа 2015
Como parte de su compromiso social, participó en el Concilio Vaticano II, en el que defendió posturas para renovar la Iglesia Católica.