"Sería apropiado, a la vista de los sucesos en Alemania, que hubiera una autocrítica, tanto entre políticos como periodistas", escribe.
"Al (semanario) Focus, el pasado fin de semana, cuando en Alemania volvían a arder asilos de refugiados y éstos temían por su vida, no la pareció nada mejor que salir con un titular contra los 'falsos refugiados'", agrega.
Para Popp, los políticos alemanes son también responsables de esta situación.
"Los políticos exigen a los ciudadanos solidaridad con los refugiados, pero ellos mismos participan a menudo en la construcción de tópicos racistas, que presentan a los refugiados como 'vagos' o 'criminales'", afirma.
El articulista menciona como ejemplo la reciente decisión del Gobierno alemán de endurecer el derecho de asilo.
Anteriormente, el Ministerio del Interior alemán informó que había registrado en el primer semestre de 2015 unos 173 ataques contra asilos de refugiados, tres veces más que en el mismo período del año anterior, y una cifra muy superior a la de 2012, cuando se registraron 24 ataques.
Popp califica en su artículo a estos ataques de "terrorismo" y estima que el grado de tolerancia de los alemanes hacia ellos es alarmantemente elevado.
"Los alemanes, que se indignan por toda suerte de injusticias en el mundo, por los islamistas en Oriente Medio y los evasores de impuestos en Grecia, aceptan impasibles estos excesos de violencia en su propio país", valora.
El pasado fin de semana se produjo en Alemania una ola de agresiones xenófobas.
Según el diario Neues Deutschland, la tarde del domingo un grupo de 30 personas arrojó piedras contra un futuro asilo para refugiados en el barrio de Stetzsch, en Dresde (Sajonia, este), mientras que en Freital (Sajonia, este) fue incendiado en la noche al lunes el automóvil del presidente del partido La Izquierda en el municipio, Michael Richter.
Y el pasado viernes en Greitz (Turingia, este), cuatro refugiados sirios resultaron heridos tras ser atacados por un grupo de jóvenes que fueron posteriormente detenidos.
A pesar del incremento de las agresiones, los sindicatos de la Policía denuncian que las fuerzas de seguridad no disponen de los recursos suficientes para hacer frente a los casos de violencia racista.