Las empresas que han revisado sus planes son la británica BP, el consorcio británico-holandés Royal Dutch Shell, la compañía estadounidense Chevron, la noruega Statoil y la australiana Woodside Petroleum.
La agencia noruega Rystad Energy indicó en mayo pasado que las compañías renunciaron a proyectos por un total de 118.000 millones de dólares, pero el estudio de Wood Mackenzie muestra que el importe es muy superior.
Más de la mitad de los yacimientos cuya explotación ha sido suspendida se encuentran a grandes profundidades, en particular en el Golfo de México y cerca de las costas occidentales de África, donde los requisitos técnicos de producción y la inflación han empujado al alza el costo de los proyectos.
A mediados de 2014, los precios del Brent se redujeron a más de la mitad retrocediendo de unos 100 a 45 dólares por barril.
El 27 de noviembre la OPEP decidió mantener la cuota de extracción al nivel de 30 millones de barriles diarios, lo que aceleró la caída de los precios.
A principios del año en curso el petróleo cotizaba a 45 dólares y en mayo repuntó hasta 69,58 dólares.
Sin embargo, en julio el precio cayó por debajo de 55 dólares el barril.
