Debido a la falta crónica de médicos y a lo aislado del territorio, lo profesionales realizaban estancias de 30 días en cada uno de los locales, normalmente ubicados en las mayores aldeas, donde atendían a los nativos de la región, un sistema que se complementaba con traslados a hospitales en los casos más graves.
"El sistema ayudó a fijar los equipos de médicos de Salud Indígena aunque en muchos lugares faltaban médicos, especialmente en los territorios de la Amazonia Legal donde están la mayoría de los indígenas de Brasil", explicó en el informe del SESAI el secretario especial de Salud Indígena, Antonio Alves, quien recordó de que los 582 nuevos médicos, 292 son profesionales cubanos pertenecientes al Más Médicos.
De hecho, una característica del sistema es la de respetar las costumbres de cada aldea y el uso de hierbas naturales en el trabajo, un aspecto en el que la medicina cubana incorpora en sus tratamientos de manera habitual al contrario de lo que ocurre con la medicina occidental, lo que según Alves hace que los médicos cubanos sean "adorados por las comunidades indígenas".
"Los profesionales cubanos tienen ese modo de trabajo, de usar los sentidos, tocar, escuchar y ver para hacer sus diagnósticos, eso les ha aproximado a los indígenas", destacó el secretario, quien destacó que la llegada de los equipos médicos a las aldeas solo se realiza bajo consentimiento del cacique de cada lugar, un requisito "indispensable", según Alves.
Desde la aplicación del programa Más Médicos el presupuesto destinado a la atención de los indígenas en la región más apartada de Brasil pasó de 149 millones a 433 millones de dólares entre 2011 y 2014, es decir, prácticamente se triplicó en apenas tres años, una mejora jamás vista en un país que hasta hace pocas décadas apenas podía mantener un sistema de salud público y que la mayoría de analistas consideran como fruto de los esfuerzos del Gobierno de Dilma Rousseff.