Los observadores calificaron las condiciones de los acreedores como una venganza de la canciller alemana, Angela Merkel. Ignoran por completo los resultados del reciente referéndum griego, así como llevan a una dependencia total de Atenas de Bruselas.
Ahora el Parlamento griego tendrá que aprobar antes del 15 de julio cuatro puntos clave de ese programa que incluye entre otras cosas un recorte en pensiones y una subida del IVA. Precisamente esas condiciones los griegos rechazaron en el plebiscito del 5 de julio.
Tspiras también aceptó otra condición humillante que cede a la UE activos públicos por valor de 50.000 millones de euros.
El líder griego abandonó las posiciones que le permitieron ganar las elecciones en enero pasado, considera Liudmila Babynina, directora del Centro de integración política del Instituto de Europa.
Sin embargo, según ella, las vacaciones bancarias y sus efectos, así como la amenaza de ser expulsados de la zona euro han sido los factores que empujaron a Tsipras hacia un acuerdo con la UE.