El diario, que tuvo acceso a un informe confidencial de 542 páginas elaborado por el abogado David Hoffman a requerimiento de la propia Asociación, concluye que algunos de sus más destacados integrantes colaboraron con el Departamento de Defensa (Pentágono), la CIA y otras dependencias gubernamentales para ocultar o suavizar los aspectos más polémicos del citado programa de interrogatorios.
El documento también constata que numerosas voces dentro de la CIA y del Pentágono cuestionaron la legalidad y la humanidad de las torturas en los interrogatorios.
De acuerdo a este informe, la Asociación Estadounidense de Psicología trabajó de cerca con personal del Pentágono, mientras algunos profesionales de esta disciplina y expertos en comportamiento humano colaboraban con la CIA, tal como estableció en diciembre el informe del Senado sobre torturas.
Este reporte se suma al publicado el 15 de abril por la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) y el diario británico Guardian, que aportan elementos para comprender el alcance que tomó la práctica de torturas en Estados Unidos después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.