Para el magistrado, el coste de un atentado suicida con explosivos no supera los 150 euros. A esa cifra hay que añadir los 15.000 euros que recibirán sus allegados, que tienen el sentimiento de "martirio" porque su familiar se sacrificó para hacerles ricos.
Según recoge la agencia Europa Press, el juez ve dos dificultades importantes para luchar contra la financiación.
Primera, que los fondos se mueven por numerosos países, "donde no hay control efectivo del movimiento de capitales ni prevención de blanqueo", y, segunda, que son "cantidades muy fraccionadas difíciles de rastrear".
Bermúdez destacó que las acciones de los llamados "lobos solitarios" cuestan prácticamente nada, ya que el terrorismo individual se autofinancia con fondos del propio yihadista.
Para el experto, la financiación de los ataques salafistas se aprovecha de que en el Islam la limosna es obligatoria, pero también de que existen organizaciones religiosas que desvían el dinero.
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"Es un pilar caritativo, solidario, que se desvía", explicó durante su conferencia.
El yihadismo también se aprovecha de métodos tradicionales de transferencias de dinero, que se realizan lejos de los cauces ordinarios y que no deja rastro y es "aún más opaco".
Gómez Bermúdez dio por supuesto que hay Estados que financian el terrorismo, pero no los quiso nombrar.
También explicó que los terroristas individuales "se nutren cada vez más de actividades delictivas de la pequeña delincuencia, como el tráfico de drogas y los robos".
Para el juez, la única forma de combatir la financiación del terrorismo es prevenir el blanqueo de capitales: "Si prevenimos el blanqueo prevenimos el terrorismo. Son dos caras de la misma moneda", concluyó.