En el período de 1991 a 1998, mientras trabajó la llamada Comisión de Demarcación, Rusia cedió a China unas 600 islas en los ríos Amur y Ussuri, además de 10 kilómetros cuadrados de superficie terrestre.
Y en 2005 traspasó a China la isla Tarabárov (Yinlongdao), la mitad de Bolshoy Ussuriysky (Heixiazi) y Bolshoy Ostrov (Abagaitu), en total 337 kilómetros cuadrados.
El Concepto de seguridad nacional que Rusia aplicó de 2000 a 2009 vinculaba las amenazas a la seguridad y los intereses nacionales en las regiones fronterizas con "la expansión económica, demográfica, cultural y religiosa de los Estados limítrofes hacia el territorio ruso". El actual Concepto, válido hasta el 2020, omite hablar de la expansión.
Boris Tkachenko, colaborador del Instituto de historia, arqueología y etnografía del Lejano Oriente, no cree en absoluto en la asociación estratégica entre Moscú y Pekín.
"La cooperación debe plasmarse en obras concretas, pero China no nos ayuda en nada. Por ahora le interesamos como proveedor de innovaciones en equipos y tecnologías militares, y como fuente de materias primas. Pero dentro de algún tiempo van a drenarlo todo desde aquí y perderán todo interés por nosotros", dice el experto.