La norma busca impedir que se siga expandiendo la práctica de no inmunizar a los niños, pues en muchas zonas de ese estado del oeste de Estados Unidos, en especial las más pudientes, la tasa de vacunación no llega al 86%, bien por debajo del mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), del 92%.
La ley elimina la posibilidad de que los padres no inmunicen a sus hijos alegando razones éticas o religiosas y prohíbe la escolarización de los menores sin vacunar, obligando a las familias a educarlos en casa.
Estas provisiones atentan contra "el derecho de todo paciente, en este caso de los padres de los niños que serán vacunados, a recibir información de los riesgos a los que exponen a su bebé, de los beneficios y los peligros, para después decidir de forma voluntaria", alegó Fisher.
Poco después, "la cadena de televisión PBS emitió un documental sobre la vacuna triple, los llamé, me pusieron en contacto con otros padres que habían llamado, y discutimos qué íbamos a hacer para mejorar la situación", relató.
"Buscábamos mejores vacunas, más seguras, para que otros niños no sufrieran lo que sufrieron los nuestros", alegó.
Según Fisher, la vacuna triple no había sido mejorada en 60 años, y aunque se sigue usando en todo el mundo, la mayor parte de los países desarrollados aplican una versión menos reactiva, licenciada en EEUU en 1996, "después de que trabajáramos durante 14 años para convencer al gobierno de que debía estar disponible, como sucede en naciones como Japón, que la usan desde principios de los 80", alegó.
El cambio legislativo en California, encabezado por un senador que es además médico pediatra, se enmarca en el peor brote del sarampión en lo que va de este siglo y que los epidemiólogos atribuyen a la creciente moda de prescindir de la inmunización.
El epicentro del brote de sarampión, una enfermedad que se consideraba erradicada, fue un parque de atracciones en el sur de Los Ángeles. A partir de una persona enferma se contagiaron otras 159 en distintos estados e incluso en México.
En su comparecencia el 9 de junio ante el Subcomité de Salud de la Asamblea Legislativa de California, Fisher adujo que las madres o padres solos o de pocos recursos que decidan no vacunar a sus hijos, tendrán serios problemas para educarlos en casa.
Entre las reclamaciones de la NVIC figura obligar a los médicos a mantener un archivo de las vacunas que proporcionan, pues "lamentablemente la ley no sanciona a los médicos que no informan, y muchos ni siquiera explican a los padres qué síntomas deben buscar en sus hijos para saber si se ha producido una reacción", dijo Fisher.
Convencida de que la ley de California será "enfrentada en los tribunales", la activista considera sorprendente que nadie estudiara las implicaciones de estas posibles demandas, en especial en un estado como California, que arrastra graves problemas presupuestarios.
"Los padres no van a ceder en sus derechos, no se van a rendir", vaticinó.