El informe pivota sobre dos ejes, la relación entre ciencia-política, las posibilidades para fortalecerla, así como la recogida de datos y el análisis los obstáculos que frenan el desarrollo a nivel global, y la necesidad de fortalecer la comunicación entre la comunidad científica y los centros de decisión políticos nacionales e internacionales.
El informe responde al mandato de Río+20, la cumbre Internacional de Desarrollo Sostenible que tuvo lugar en Río de Janeiro en junio de 2012, y en la que se instaba a evaluar los retos y la preparación de la comunidad científica para afrontar un reto de gran complejidad y en el que entran en juego problemas multidimensionales.
Todo este trabajo sirve de antesala a la Cumbre Especial sobre Desarrollo Sostenible que tendrá lugar en septiembre en la ONU, y en la que los líderes mundiales negociarán un nuevo marco de desarrollo para los próximos años, y que comprenderá cuestiones como la lucha contra la pobreza, la lucha contra enfermedades como el SIDA o la malaria y el resto de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).