Cinco de los nueve magistrados dictaminaron que la droga puede ser utilizada en las ejecuciones sin violar la Octava Enmienda, que prohíbe los sufrimientos crueles e inusuales.
"Los prisioneros no lograron identificar un método de ejecución alternativo conocido y disponible que implique un menor riesgo de dolor", declaró el juez Samuel Alito al leer la decisión de la mayoría, citado por Business Insider.
Con este fallo, el tribunal supremo desestimó la demanda presentada en junio del año pasado por cuatro presos condenados a muerte, que protestaron contra el uso del midazolam en las ejecuciones en Oklahoma, asegurando que ésta crea una sensación de ardor.
Uno de los reclusos fue ejecutado mientras el caso estaba pendiente y el tribunal se negó a detener la ejecución.
La decisión de los jueces también ha dado luz verde a la reanudación de ejecuciones con midazolam, paralizadas desde enero, en Oklahoma, Florida y Ohio, mientras que los estados de Alabama, Virginia, Luisiana y Kentucky podrán aplicarla por primera vez.
El midazolam se utilizó en 2014 en tres ejecuciones en Oklahoma, Arizona y Ohio y causó que prisioneros sufrieran, gimieran o se retorcieran de dolor con la inyección usada para paralizarlos y detener sus corazones.
En otras 12 ejecuciones el cóctel de drogas no causó problemas evidentes para los reclusos.
EEUU empezó a utilizar este sedante como resultado de la imposibilidad de encontrar compañías farmacéuticas dispuestas a proporcionar medicamentos que no generaran dolor durante la ejecución.
A causa de la amplia oposición a la pena de muerte en Europa, los laboratorios de esa región se niegan a seguir suministrando fármacos para ejecuciones a EEUU.