Los datos han sido publicados por la ONG En Camino al Colegio a partir de un estudio del Instituto de Psicología de la Academia de Ciencias Sociales de China realizado en los últimos meses del año pasado en seis provincias.
Según el estudio, el 34% de estos "niños dejados atrás" muestra tendencias suicidas y más del 70% tiene algún tipo de problema psicológico.
En China hay 61 millones de estos niños, mas de una quinta parte del total.
Casi diez millones de niños no ve a sus padres a lo largo del año y tiende a sentirse cada vez peor a partir de los tres meses de ausencia paterna.
El informa asegura que 2,6 millones de niños ni siquiera reciben llamadas telefónicas de sus padres, y añade que una visita cada dos o tres semanas ayudaría a mitigar en gran medida el problema.
"No existe una panacea para solucionar los problemas relacionados con los niños dejados atrás, pero hemos notado que la lectura, el estudio y el correcto entretenimiento ayudan eficazmente a mejorar su autoestima y salud mental", ha dicho Li Yifei, profesor de la Universidad Normal de Pekín y autor del estudio.
El drama de los "niños dejados atrás" ha regresado a la atención pública después de que este mes cuatro hermanos de entre cinco y 13 años se suicidaran con veneno en Bijie (provincia de Guizhou).
Varios responsables provinciales de educación han sido castigados después de que el primer ministro, Li Keqiang, exigiera una investigación a fondo para depurar responsabilidades y pidiera más esfuerzos sociales y de supervisión con el fin de evitar que se repitieran esos sucesos.
El fenómeno de los "niños dejados atrás" nace de la mayor migración de la historia de la humanidad: 250 millones de trabajadores de las provincias rurales del interior que buscan empleo en las ricas ciudades de la costa Este del país.
El proceso de urbanización ha provocado que muchos niños se quedaran atrás y solo puedan ver a sus padres en el Festival de Primavera.
Los progenitores no trasladan con ellos a sus hijos porque el sistema de registro administrativo o hukou les niega los derechos de sanidad y educación si abandonan su provincia natal.
Los expertos aseguran que la lejanía de sus padres provoca, además de problemas mentales, que sean víctimas fáciles de agresiones y abusos sexuales.