La consulta era decisiva para tomar y conocer la temperatura del pueblo a la gestión del presidente Enrique Peña Nieto, cuestionado hasta por el influyente semanario británico The Economist, que no tuvo reparos en decir que "está engendrando cinismo" en el país.
Estas son algunas de las conclusiones que se extraen de las elecciones mexicanas:
1. El PRI mantiene el tipo. El Partido Institucional Revolucionario ganó el escrutinio, incluso en el estado de Guerrero, donde en septiembre de 2014 fueron asesinados casi medio centenar de estudiantes previamente raptados por una red de crimen organizado apoyada por policías y funcionarios municipales corruptos. El PRI, de centroderecha, fue la formación más votada —su suelo electoral se mantiene en el 29%-, pero pierde fuerza y crédito. Se salvó gracias a las luchas intestinas en el Partido de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda) y en el Partido de Acción Nacional (PAN, derecha).
En otras palabras, no se produjo un fuerte castigo popular a Peña Nieto, pese al descontento social reinante, pero el resultado tampoco supone una gran aprobación a su mandato, pues el PRI necesitará de nuevo pactar con el Partido Verde y Nueva Alianza para conseguir la mayoría simple en el Congreso. En términos ajedrecísticos se podría decir que la partida ha terminado en tablas.
El presidente aprobó raspado el examen de evaluación y puede respirar aliviado. Por el momento. Sólo gana un poco de tiempo. Su popularidad es muy baja (32%), la menor en décadas a mitad de mandato. Y debería mejorar cuanto antes su imagen pública manchada por varios escándalos personales, si no quiere perjudicar a la persona del PRI que se presentará para sustituirle en el cargo en 2018.
2. El PRD, el gran perdedor. El PRD sufrió un serio revés pues se quedó en el 11% de los sufragios frente al 31,5% que llegó a conseguir en las presidenciales de 2012. Parte de esta crisis se debió a la sangría de votos (8%) que se llevó consigo el incombustible Andrés Manuel López Obrador, más conocido como AMLO, al crear un nuevo partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que defiende una línea política más de izquierdas. Esta escisión ha supuesto una recomposición de fuerzas.
3. Ganan los independientes. Lo más interesante de estas elecciones ha sido, sin lugar a dudas, el triunfo de candidatos no afiliados a partidos políticos. Esta circunstancia inusual se ha producido en cinco casos concretos: en Morelia, la capital del estado de Michoacán; en un distrito del estado de Sinaloa; en el ayuntamiento de Comonfort, en el estado de Guanajuato; en el municipio de Zapopan, cerca de Guadalajara, en el estado de Jalisco; y finalmente en el estado de Nuevo León.
El caso de Nuevo León —un estado rico del norte del país cuya capital es Monterrey- es especialmente significativo. Allí venció con mucha holgura (49% de los votos) Jaime Rodríguez Calderón "El Bronco" en la carrera a gobernador del estado. "La gente necesita un cabrón como yo", llegó a decir el candidato en una entrevista.
Como destaca acertadamente el historiador y escritor mexicano Enrique Krauze, el triunfo de "El Bronco" ha supuesto "una advertencia a los partidos (renovarse o morir) y el presagio de una candidatura ciudadana en 2018", fecha en la que se elegirá al presidente de la república. En definitiva, se ha impuesto al bipartidismo o al unipartidismo vigente en México.
Este precedente histórico se produjo al darse tres condiciones previas: la existencia de un buen candidato, la financiación necesaria y el hartazgo de la ciudadanía.
"Si existen las condiciones políticas, económicas y sociales propicias, una candidatura independiente puede ser competitiva o incluso victoriosa", apunta el analista político Jorge Castañeda, quien fuera ministro de Asuntos Exteriores en el Gobierno del presidente Vicente Fox.
"Si el candidato reúne características de rechazo al sistema, cosecha los frutos del repudio de la ciudadanía a esa misma partidocracia", estima Castañeda.
Es evidente que en Nuevo León la gente estaba cansada de los partidos tradicionales y apostó por una persona que disponía de recursos económicos suficientes y una organización engrasada, capaz de enfrentarse a los trucos y engaños de la campaña.
4. Fracaso del boicot electoral. Los miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) habían promovido un boicot electoral alegando que los comicios eran una farsa. Su propuesta no tuvo éxito y las elecciones se celebraron con normalidad. La participación alcanzó el 48% del censo, la más alta en unas elecciones intermedias desde 1997. El colectivo sindical está enfrentado al Ejecutivo por la reforma educativa de Peña Prieto y especialmente por el sistema implantado para evaluar a los docentes.
Otras voces aplaudían el "anulismo", es decir, depositar en la urna un voto nulo como forma de deslegitimar y agitar el sistema. Esta opción tampoco canalizó el desencanto de gran parte de la población, tras una campaña marcada por las denuncias de corrupción contra gobernadores o las irregularidades del Partido Verde.
5. La inseguridad, asignatura pendiente. La mayor preocupación de los mexicanos no es el desempleo sino la falta de seguridad. Y con mucha razón. La violencia se desató en las jornadas previas a la elección sobre todo en los estados de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, pero por fortuna no estalló el mismo domingo quizás ante el enorme despliegue de militares y policiales.
La inseguridad sigue siendo una de las asignaturas pendientes de Peña Prieto quien se comprometió a principios de año a reducir el número de homicidios, secuestros y extorsiones, en lugar de dar prioridad a arrestar o abatir a los líderes de los cárteles del narcotráfico. Está fracasando.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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