Estos euroescépticos ´tories´ han creado el grupo, Conservadores a favor de Gran Bretaña, para presionar por una reforma profunda de los términos de la adhesión a la UE en la negociación que el Ejecutivo de Londres ha abierto con sus socios continentales.
El ministro de Exteriores, Philip Hammond, que un año atrás se mostró partidario del ´Brexit´ pero ahora apoya la estrategia reformista de Cameron, advirtió este domingo que la demanda fundamental del nuevo grupo es inalcanzable.
El parlamentario Steve Baker, impulsor del reto al primer ministro, antepone la soberanía de Westminster sobre todas las resoluciones aprobadas en Bruselas como garantía del aval de su grupo a la continuidad de Reino Unido en un reformado bloque de los Veintiocho.
Esta concesión equivale al veto absoluto y unilateral del Reino Unido que el resto de países ni siquiera está dispuesto a considerar porque supondría el "fin de la UE", según recordó hoy el titular del Foreign Office.
"Buscamos un sistema por el que un grupo de parlamentos nacionales pueda operar una ´tarjeta roja", explicó Hammond a la BBC en referencia a la opción de bloquear o enmendar colectivamente resoluciones comunitarias contrarias a los intereses de un número aún no cuantificado de Estados miembros.
Con una mayoría por debajo de los doce escaños en los Comunes, Cameron puede verse forzado a claudicar ante sus euroescépticos y aceptar sus enmiendas para asegurar la aprobación del texto legislativo.
Entre otras concesiones, Baker y sus colegas en la derecha radical tory exigen libertad a los miembros del Gabinete para secundar la campaña del no a la UE aunque el gobierno apueste por el sí.
Cameron se ve ante tres frentes de batalla esta semana. El primero se ubica en el continente donde Polonia y otros países se resisten a aceptar la discriminación de sus ciudadanos en el acceso a subsidios del Estado británico que desea imponer el gobierno de Londres.
En los Comunes, donde el texto legislativo de la consulta se debate el martes, el primer ministro se enfrenta a sus propios diputados y a los de la oposición que quieren extender el derecho a voto a los mayores de 16 años, como sucedió con el referéndum escocés en septiembre de 2014.