Los líderes de una secta jasídica, apoyados por sus rabinos, enviaron cartas a las familias de la estricta comunidad judía advirtiendo que iban a prohibir a partir de este agosto la admisión de niños que acudieran al colegio en vehículos conducidos por sus madres.
Esta prohibición existe ya en Arabia Saudí, pero su aplicación en la capital británica provocó protestas en todos los sectores sociales, incluidos miembros de la comunidad judía.
La misiva de las escuelas justificaba la medida en "las tradicionales normas de modestia" vigentes entre esta secta jasídica Belz, cuyos orígenes se remontan a Ucrania en el siglo XIX.
Ante el revuelo provocado, la asociación de mujeres Belz del norte de Londres emitió un comunicado defendiendo que el "alto nivel de refinamiento, moralidad y dignidad" de su comunidad podría comprometerse estando al control de un coche.
"Creemos que conducir es una actividad de mucha presión en que nuestros valores pueden comprometerse, exponiéndonos al egoísmo, violencia en la carretera, palabras malsonantes y otras formas inapropiadas de comportamiento", afirman.
El Gobierno abrió una investigación a los colegios —ambos de primaria y con segregación por sexos- al tiempo que denunció que tal censura de la mujer judía no es admisible en Reino Unido.
Pero las dos instituciones, Talmud Torah Machzikei Hadass y Beis Malka, son privadas y religiosas, según advirtieron los líderes comunitarios en abierto desafío a la repulasa generalizada en el resto de la sociedad.
La intervención de la Comisión en Igualdad y Derechos Humanos forzó finalmente la marcha atrás este viernes.
Discriminar a la mujer por llevar en coche a sus hijos al colegio es ilegal bajo la Ley de Igualdad de 2010, que cubre a todas las instituciones y establecimientos, privados y públicos, de Reino Unido.
