Ni siquiera la pertinaz lluvia impidió que centenares de habaneros vieran de cerca a uno de sus ídolos, el español Raúl González, exjugador del Real Madrid. O saludar al Rey “Pelé”, el exfutbolista brasileño Edson Arantes do Nascimento, quien jugó en el Cosmos entre 1975 y 1977, y del que ahora es presidente de honor.
Una oportunidad única para los habitantes de esta isla, a donde no suelen llegar los grandes juegos y figuras, pero donde el fútbol se ha ido abriendo un hueco en las últimas décadas, al punto de competir en seguidores con el deporte nacional, el béisbol.
Pero éste partido en concreto se jugaba más allá de la cancha. Éste ha sido el evento deportivo de mayor envergadura tras el anuncio de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro del inicio del proceso de restablecimiento de relaciones entre ambos países, por lo que se vivió con particular intensidad.
“Esperamos que este partido sea un paso más para que las relaciones sean mejores” entre Cuba y EE.UU, destacaba Raúl González, el ángel del Madrid. “Es un partido histórico, está claro. El fútbol, y el deporte en general, logran unir a la gente. Para todos mis compañeros es una gran oportunidad estar aquí y poder conocer este país”.
“El fútbol es la mayor familia del mundo” y ahora está ayudando a “la paz entre Estados Unidos y Cuba”, apuntó por su parte el astro brasileño Pelé, quien agradeció el cariño de los aficionados cubanos, y agregó que “es una felicidad muy grande poder estar aquí”.

Fundado en 1970 e inscrito en la North American Soccer League (NASL, Liga Norteamericana de fútbol), el hizo historia de 1975 a 1984, cuando invirtió grandes sumas de dinero para contratar a astros mundiales en sus últimos años de carrera profesional, entre ellos “'Pelé”, el alemán Franz Beckenbauer y el holandés Johan Neeskens.
El club es el primer equipo profesional de balompié de los Estados Unidos que juega en Cuba desde 1978, cuando el Chicago Sting visitó a la selección local. El último viaje a la isla de un equipo profesional de Estados Unidos fue el 28 de marzo de 1999, cuando los Orioles de Baltimore desafiaron a la novena de béisbol de la isla.
“Nos encantaría regresar acá con el Cosmos”, manifestó el entrenador. “Después del día de hoy todo es posible, muchas cosas interesantes pudieran pasar”, acotó en relación con la posible visita de un equipo de la isla a New York.
El camino está abierto, no solo para el fútbol. Hace apenas un mes llegaron a la capital cubana varios entrenadores y conocidos exjugadores de laNational Basketball Asociation (NBA) de EEUU, que organizaron un campamento como parte del proyecto “Baloncesto Sin Fronteras”.
Ya se espera para este año otro partido entre la selección cubana de béisbol y una sucursal de los Orioles de Baltimore.
Mientras las negociaciones entre los gobiernos avanzan poco a poco y se vislumbra cercano el día en que se izarán las banderas en las embajadas en Washington y La Habana, la diplomacia de las pelotas continúa acercando a las personas, que son las que verdaderamente importan.