Indígenas guaraníes consiguen el derecho a tierra en plena ciudad de Sao Paulo https://t.co/R3oucPklok #AFP #Brasil pic.twitter.com/7pwaH0TYsM
— Agence France-Presse (@AFPespanol) 2 июня 2015
"Tan solo queremos un trozo de tierra donde producir lo que el indio produce; que no son edificios, son patatas, mandioca. Nadie aquí corta un árbol si no hay necesidad. Queremos ayudar a preservar este área, que es nuestra, antes de que lo derriben todo, construyan viviendas o planten eucalipto para secar la tierra", criticaba uno de los líderes guaranís, Ari Augusto Martins, en declaraciones al portal R7.
El visto bueno del Ministerio de Justicia ha llegado tras dos años de espera y justo cuando se estaba produciendo una escala de tensión en la zona, ya que los indios, cansados de esperar, habían invadido de forma irregular las tierras que aún no habían sido expropiadas y amenazaban con enfrentarse a la policía si intentaba desalojarlos.
En medio del conflicto el Tribunal Supremo Federal paralizó el desalojo y recomendó que se establecieran canales de diálogo entre los indios y el propietario del terreno, el exalcalde de Sao Bernardo do Campo Antonio Tito Costa, que está radicalmente en contra de ceder sus tierras.
En el texto en el que exigía recuperar su terreno Costa alegaba que los indios se instalaron allí "por mero capricho" y que no producen nada, además de criticarlos por ir "ridículamente disfrazados con cabezas de vaca y arcos y flechas para intimidar a las personas que se acercan a la zona".
La demarcación de las tierras indígenas siempre ha sido un asunto sensible en la política brasileña: hace unos meses hubo duros enfrentamientos en Brasilia para evitar que se aprobara una enmienda a la Constitución que preveía que la potestad para definir qué tierras pertenecen legalmente a los indios pase del Gobierno al Congreso Nacional.
Los indios y los colectivos ecologistas y de derechos humanos pusieron el grito en el cielo y advirtieron de que dar ese poder al Congreso equivaldría a condenar a esta minoría, ya que gran parte de los diputados pertenecen a la llamada "bancada rural", con grandes intereses en los negocios agropecuarios, enfrentados con los indígenas.