El plan bautizado como "Made in China" ha sido empujado por el primer ministro, Li Keqiang, y aprobado por el Consejo de Estado, según la prensa oficial.
La iniciativa busca que China pase de ser el epicentro de las manufacturas baratas a una serie de productos de más valor añadido que lo acaben convirtiendo en una potencia global en 2049, cuando se celebrará el primer centenario de la fundación del país.
El plan, con una duración de diez años, identifica nueve labores como prioritarias, entre las que destacan las mejoras en la innovación de la producción, de las marcas locales, la industria ecológica o la reestructuración de la producción.
También señala diez sectores claves, entre ellos la tecnología de la información, la maquinaria aeroespacial, la navegación de alta tecnología y equipamiento oceanográfico, el ahorro energético y los nuevos materiales.
Para llevar el plan adelante también se prevén las ayudas financieras y la creación de un centro de innovación en la producción.
La economía nacional creció a un 7 % en el primer trimestre del año, el ritmo más bajo desde la crisis financiera de 2009, lo que empujó a Pekín a acelerar el cambio del patrón productivo.
Del plan "Made in China" se espera que estimule el crecimiento de la economía y que eleve al país a una posición media-alta en el panorama tecnológico global después de tres décadas inundando el mundo con sus manufacturas baratas y escaso valor añadido.
La iniciativa fue mencionada por primera vez por Li en la reciente Asamblea Nacional Popular.