A la operación se unen también varias brigadas de voluntarios.
Las tropas gubernamentales se concentran en la base Al Habbaniyah, situada a unos 30 kilómetros al este de Ramadi.
Algunos testigos aseguran que los terroristas que tomaron Ramadi también avanzan hacia esta instalación, otros aseguran que los radicales se han apoderado ya del recinto, hecho que ha sido desmentido por el Ministerio de Defensa.
A la espera de la ofensiva, los extremistas levantan fortificaciones en los accesos a la ciudad y siembran de minas las calles y los edificios, mientras los civiles tratan de huir de la localidad.
Según estimaciones de la ONU, unas 25.000 personas han abandonado ya la ciudad, la mayoría de ellas se dirigen a la capital iraquí.
La toma de Ramadi (a unos 100 kilómetros de Bagdad) ha sido una de las victorias más serias del movimiento Estado Islámico desde su incursión en el territorio de Irak en junio de 2014, una incursión que coincidió con los éxitos del grupo en Siria, donde estos días los radicales se apoderaron de la ciudad de Palmira, que alberga famosas ruinas arqueológicas.
A día de hoy los terroristas controlan gran parte de la provincia iraquí de Anbar, a la que pertenece Ramadi, y amenazan con atacar Bagdad.
Anteriormente el primer ministro del país, Haider al Abadi, instó a formar grupos de voluntarios para recuperar Ramadi, cuya toma ha representado uno de los más serios reveses de Irak en la contienda.
Irán se ha hecho eco de estos llamados y ha ofrecido ayuda para recobrar el control de esta ciudad.