Así lo confirmó el pasado martes en Río de Janeiro durante la entrega de 1.484 viviendas del programa social "Minha Casa Minha Vida", el cual proporcionará a través de su tercera y última etapa una vivienda digna a 27 millones de brasileños hasta el final de su segundo mandato presidencial en 2018.
"No se trata de construir casas sino de construir vidas", expresó Rousseff durante la ceremonia de entrega de llaves a varias de las familias beneficiadas por el programa y anticipó que las nuevas viviendas, que se sumarán a los más de 2 millones de casas entregadas desde el inicio del programa en 2009, "recibirán mejoras en el tamaño de los cuartos, áreas de servicio y sociales".
"Aunque hagamos ajustes quiero decir que no solamente mantendremos el programa sino que lo mejoraremos", insistió en este sentido la presidenta quien fue ovacionada por las familias beneficiadas con gritos de "Olé, Olé Olá, Dilma, Dilma".
De hecho, el pasado mes de marzo Rousseff reiteró la continuidad del programa "Minha Casa Melhor", por el cual los beneficiarios de las viviendas sociales recibirán créditos de hasta 1.700 dólares para la compra de electrodomésticos y muebles de primera necesidad.
El compromiso del Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) con los programas sociales que redujeron la pobreza en 22 millones de personas desde su llegada al poder en 2003, resulta fundamental en un momento en el que Rousseff tendrá que ahorrar 6.000 millones de dólares para conseguir cerrar el año con superávit primario del 1,2% y superar el déficit de 10.758 millones de dólares de 2014.