"Turquía aspira a mantener el statu quo que había en el mar Negro antes de la crisis ucraniana; no queremos que aparezcan allí actores ajenos a la región, en ese caso surgirían problemas con el estatus de los estrechos (de Bósforo y Dardenelos)", dijo a RIA Novosti.
Aunque Turquía participa también en estas maniobras, continuó, esta situación "es inadmisible para nosotros, puesto que los simulacros militares de la OTAN y de Rusia aumentan las tensiones en la región".
Según Ismayil, Turquía aboga por un arreglo político y no militar de la crisis en Ucrania, por lo que es poco probable que suministre armas a este país.
"Ankara y Kiev no tienen acuerdos militares que permitan suministrar armamentos", aclaró.
El experto no cree que las relaciones turco-ucranianas se desarrollen contra Rusia.
"No queremos participar y no participaremos en lo que podría provocar una escalada del conflicto armado", destacó.
Ismayil lamentó que la crisis ucraniana repercutiera en las relaciones ruso-turcas, ya que Turquía es un miembro de la OTAN y tiene ciertos compromisos ante la Alianza.
Sin embargo, confía en que estas tensiones no afecten los proyectos conjuntos en el ámbito de la energía.