Dos fechas importantes han marcado los inicios de este mayo. Por una feliz coincidencia, se conmemoran, casi juntos, el 70º aniversario de la Victoria sobre el nazismo y los 55 años del restablecimiento de las relaciones entre Rusia y Cuba.
¿Cómo se perciben estas fechas desde la isla? Sobre la trascendencia de esos dos aniversarios, Sputnik Nóvosti conversó con el analista y diplomático Santiago Pérez Benítez, quien tuvo a su cargo, durante varios años, los vínculos del Ministerio de Relaciones Exteriores cubano con la Federación Rusa. Pérez Benítez actualmente trabaja en el Centro de Investigaciones de Política Internacional de Cuba.
S.P.B.: Estuve recientemente en Moscú y me llamó la atención el nivel de prioridad que está dando el gobierno ruso a la celebración del 70º aniversario de la Victoria, la importancia que se le da al patriotismo en la Rusia actual. Es vital que las generaciones actuales recuerden y conozcan lo que pasó en la Gran Guerra Patria, revalidar la historia patriótica en un momento en que se intenta desvirtuar. Ese país se encuentra en situación difícil frente a la hostilidad de occidente, hay preocupación con las manifestaciones de xenofobia y reivindicación del fascismo en Europa, así como con los intentos de satanizar y aislar a Rusia.
Esta visita de nuestro presidente Raúl Castro a Moscú en un día tan señalado, para participar de los festejos por la Victoria contra el fascismo, es un mensaje de solidaridad a Rusia, de nuestros principios y voluntad y de la política exterior cubana.
¿Cómo evalúa usted las relaciones entre Cuba y Rusia en las últimas décadas?
No ha sido una relación fácil ni siquiera en los tiempos soviéticos, aunque éramos aliados desde punto de vista político e ideológico. Había una gran interacción económica, entre las sociedades civiles de Cuba y Rusia, por la gran cantidad de estudiantes que teníamos allá y los colaboradores rusos aquí. Esto tejió unos vínculos entre los pueblos, que pese a la desaparición de la Unión Soviética –la mayor catástrofe para ese país según el propio presidente Putin– permitieron mantener la relación. A pesar de altas y bajas, de lo que sobrevino en Cuba con el período especial, de la retirada de los rusos y el abandono de muchos proyectos de colaboración, mantuvimos esos vínculos, que mostraron una cierta recuperación a fines de los 90.
Desde mediados de los 2000, la relación bilateral ha tenido un incremento sustantivo, con tres visitas de presidentes rusos a nuestro país y otras tantas de Raúl a Moscú.
En 2009 se firma un memorándum de colaboración estratégica que le da a las relaciones una proyección de largo plazo, una estabilidad que a ambos nos interesa.
¿Cuál es la situación actual de nuestra relación en el aspecto político y económico?
Hoy está en su mejor momento. Si hablamos de lo económico, en 2007 Rusia entregó un crédito gubernamental de unos 335 millones de dólares, y después otros créditos en buenas condiciones para la adquisición de aviones rusos. Ha sido clave, en el año 2012, la firma de una agenda bilateral de mediano y largo plazo, en este caso en el aspecto económico. Se ha retomado con regularidad la comisión intergubernamental, con catorce grupos de trabajo, que demuestra ser un mecanismo efectivo para conciliar posiciones e impulsar la colaboración.
La condonación por parte del gobierno de Putin del noventa por ciento de la deuda histórica de 35 mil millones de dólares el año pasado, fue otro factor importante.
Nuestro intercambio comercial se sostuvo sobre la base de créditos gubernamentales rusos que ya se han acabado y la asignatura pendiente hoy es cómo revitalizar esos vínculos, porque el potencial es grande.
A diferencia de otros que buscan que Cuba vuelva a ser exportadora de materias primas, en el caso de Rusia se trata de inversiones que buscan potenciar la industria nacional cubana. Hoy tenemos proyectos en el área de la metalurgia, con una eventual revitalización de la industria Antillana de Acero y otras empresas en el área energética, así como posibles grandes inversiones en el transporte.
Pero sobre todo, hemos recuperado la confianza estratégica.
¿Podemos afirmar entonces que hay un relanzamiento de nuestra alianza?
Tenemos una percepción muy similar de la situación internacional, de cómo debe ser el mundo y los peligros en que se encuentra. Hay mucho intercambio entre cancillerías y tenemos posiciones similares en foros internacionales.
Cuba le ha demostrado a Rusia una posición de principios, una posición de coherencia independientemente de las coyunturas. Ha mantenido una posición de amistad que ha sido percibida por amplios sectores de la sociedad rusa, que consideran a la isla como un amigo leal.
Por el lado cubano, hay una percepción de que la Rusia que surgió como resultado del fin de la URSS, ha madurado en sus proyecciones de política exterior con la llegada del presidente Putin. Ha habido un interés de mostrarse como actor importante, de recuperar las posiciones de potencia que siempre ha tenido Rusia y recuperar vínculos con antiguos aliados, que se demuestra en la voluntad política hacia Cuba.
Independientemente de coyunturas internacionales, para Cuba es importante tener ese vínculo con una potencia internacional del nivel de Rusia y para Rusia es importante tener como socio principal a Cuba, no solo por nuestra historia común sino como parte de su política hacia América Latina, donde una vez más Cuba es un puente, y de su proyección en foros internacionales.
La visión de que Cuba se ha mantenido como un país amigo y cercano a Rusia se percibe actualmente en la población y en los medios de comunicación rusos.
Hay una inversión social, de conocimientos, de intereses, que permite proyectar esa relación a más largo plazo.
Recordemos un proverbio de la sabiduría rusa que dice que un amigo viejo es mejor que dos amigos nuevos. Independientemente de las coyunturas o relaciones que Rusia o Cuba tengamos con EEUU y con otros países, ha habido una madurez en nuestros propios vínculos, que no son de nostalgia sino que tienen muchas perspectivas y potencialidades futuras.
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