"Pido a los habitantes de Baltimore que se adhieran a los principios de la no violencia", dijo Lynch.
Los incidentes, que por su intensidad recordaron a los vividos el pasado mes de agosto en Ferguson, seguían sin remitir pasado el filo de la medianoche.
Horas antes la fiscal Lynch había prometido que la muerte de del joven afroamericano Freddy Gray, fallecido el pasado 19 de abril mientras permanecía bajo custodia policial, no quedará sin justicia.
"En los próximos días", explicó, "tengo la intención de trabajar con los líderes de Baltimore para asegurar que protegemos la seguridad y los derechos civiles de sus residentes".
Mientras Lynch se reunía en la Casa Blanca con el presidente de EEUU, Barack Obama, la familia de Gray declaraba su consternación por la violencia desatada en su nombre.
"Quiero que todos ustedes nos ayuden a conseguir justicia para mi hijo", explicó su madre, "pero no así".
"Trabajaremos con otras agencias y fuerzas de seguridad durante toda la noche para desplegar más recursos en la ciudad", ha publicado a las 1:37 de la madrugada, hora local, la policía de Baltimore.
Entre tanto la CNN informa de que algunos vándalos habrían rajado las mangueras de los bomberos, dificultando así los esfuerzos para controlar los incendios, numerosos en varios puntos de la ciudad.
El Departamento de Educación de la ciudad acaba de suspender las clases del martes.
Un paisaje de vidrios rotos, comercios saqueados y edificios en llamas tapiza la noche más larga de una ciudad, Baltimore, de por si atormentada, y dueña año tras año de unas escalofriantes tasas de crímenes violentos.