La deuda total de Petrobras, muy castigada por los escándalos de corrupción que le supusieron 7.178 millones de pérdidas en 2014, es el equivalente a la suma de la deuda de la angloholandesa Shell (42.540 millones de dólares), de la británica BP (52.850 millones dólares) y todavía podría sumársele un tercio de la deuda de la norteamericana Exxonn (29.120 millones de dólares).
Esta situación podría llevar a una inminente rebaja de la calificación de riesgo crediticio por parte de las principales agencia, algo que ya ocurrió con Moody's en el mes de marzo y que ahora podría repetirse con Fitch y Standard & Poors, esta última responsable hasta 2014 de auditar las cuentas de Petrobras.
Sin embargo, con unas de las reservas de petróleo y gas más atractivas del mundo, el llamado presal de las cuencas de Santos y Espírito Santo, no todo está perdido para la compañía brasileña e incluso el escéptico The Economist publicó este jueves que los inversores confían en la gestión del nuevo presidente, Aldemir Bendini.
Desde que fue nombrado por la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, para sustituir a Graça Foster en el mes de enero, Bendini ha conseguido recuperar en un 30% el precio de las acciones de la compañía y la divulgación de un balance de cuentas creíble que ha calmado a los inversores, por lo que, a pesar de la enorme deuda de Petrobras, la situación podría revertirse en los próximos meses.