La decisión del Tribunal es inapelable, ya que fue aprobado por el Gran Muftí, conforme a la legislación egipcia.
Asimismo, los 22 extremistas fueron acusados del asesinato del vicejefe de policía, general Nabil Farrag, en septiembre de 2013 en las afueras de El Cairo durante una operación antiterrorista.
Este caso no es el primero cuando se sentencia la pena de muerte a los islamistas que participaron en los disturbios tras el derrocamiento de Mursi.
En marzo y abril de 2014 el tribunal de la ciudad de Menia condenó a más de 1.000 personas a muerte por el asesinato de un policía, pero la mayoría de las sentencias fueron recurridas por la Fiscalía General.