Según Münchau, Grecia no podrá hacer frente a los pagos de la deuda en un futuro próximo, que el economista cree que se producirá en mayo, junio o julio a más tardar.
Llegado ese momento, o bien Grecia o los acreedores deberán ceder en sus demandas, de lo contrario amenazaría al país una salida del euro ('Grexit').
"Sería bueno si todos nos preparásemos, política y económicamente, para ese escenario", escribe Münchau, explicando que no se trata solamente "de los riesgos para los bancos, sino de consecuencias geopolíticas y económicas, y también de una situación humanitaria que podría agudizarse con una salida" de Grecia del euro.
"Hace cinco años la solución para el rescate de Grecia hubiera sido fácil, hoy ya no", afirma el economista, que sugiere crear un estatus especial para Grecia, que describe como un "purgatorio", para que formalmente siguiese siendo miembro de la eurozona, pero contase con su propia divisa.
No se trataría, según Münchau, "de nuevas dracmas, sino más bien de euros griegos", con los que solo operaría Grecia.
El Gobierno griego se vería obligado a introducir por algún tiempo el control de capitales, "pero estaría liberado del lastre de la deuda y las exigencias de los acreedores", pudiendo "decidir libremente sobre su propia política económica" en esta fase.
En la práctica, el economista reconoce que este paso significaría aceptar una quita de la deuda griega.
Posteriormente, según el economista, Grecia tendría la posibilidad de escoger entre regresar al euro y optar por una salida ordenada de la divisa comunitaria, retornar al dracma y que el Banco Central griego recuperase sus funciones y dejase de ser "la filial griega del Banco Central Europeo".