Para Greenpeace resulta asombroso que el mismo día en que el Gobierno Obama daba luz verde a los planes de Shell en el Ártico, acaba de aprobar una serie de medidas para recortar las emisiones de gases responsables del efecto invernadero.
"Es algo completamente demencial", sentencia Nichols, al explicar con cierta consternación que "por la mañana la Administración habla del cambio climático y por la tarde permite que Shell siga adelante".
El asombro se multiplica si tenemos en cuenta que "un estudio encargado por la propia Administración de Obama ha calculado que existe un 75% de posibilidades de accidente catastrófico".
"Además, Shell no tiene la tecnología necesaria para perforar en el océano Ártico con todas las garantías, en realidad nadie las tiene, no existen. Shell está yendo a ver qué ocurre. Si sufrimos un derrame de gran magnitud serán necesarios cientos de años para revertir el impacto", indica.
Al preguntarle por la polémica desatada en Seattle y el resto del país, comenta que "existen asociaciones como la American Legislative Exchange Council, que pone dinero y recursos para lograr que se aprueben leyes favorables a las compañías petroleras. Así que estas no solo disponen de muchísimo dinero, es que también cuentan con la ayuda de gente en Washington".
Para Nichols, Shell y el resto de petroleras "están usando los resultados del cambio climático para extraer más petróleo que a su vez acelerará el cambio climático. Y mientras haya gente negando el cambio climático, discutiendo el consenso de la comunidad científica, ayudamos a que todo empeore".
La organización ecologista asume que las prospecciones "comenzarán este verano, aunque todavía hay cosas que pueden salirles mal, y necesitan un sitio para llevar su plataforma, y ese lugar es Seattle".
No pierde Nichols la esperanza, aunque reconoce que "la posibilidad de detener a Shell está ya solo en manos del público, pero hay formas de ayudar, de colocar el foco sobre lo que está sucediendo e influir".
Que el Ártico es uno de espacios claves en la estabilización del clima resulta evidente para la comunidad científica: "Un ecosistema único, muy delicado y rico, fascinante", afirma, y de cuya salud depende también la del planeta pues "los hielos reflejan la mayor parte de las radiaciones solares, refrescan la superficie de la Tierra, y al derretirse sencillamente se multiplicará el cambio climático".
De todas formas considera que "sucederá algo similar a lo que ocurrió con el tabaco, cuando finalmente las compañías tuvieron que rendirse".
"Hoy nadie se atreve a decir que el tabaco es inocuo, pero costó muchos años lograrlo", concluye.