"No creo que Polonia necesite formar parte del sistema de defensa antimisiles (…) cualquier decisión sobre la defensa antimisiles beneficiará a cualquier otro país, pero no a la propia Polonia", dijo a la emisora Sputnik.
Toczek considera un contrasentido el deseo de tener estas instalaciones en Polonia.
"Hace un tiempo estábamos orgullosos de que tropas extranjeras hubieran abandonado nuestro país, obtuvimos la independencia, aunque sea en este ámbito; si participamos en este tratado, no habremos extraído ninguna lección del pasado", destacó.
Agregó que Polonia está a punto de someterse a una pérdida de su soberanía que "podría perjudicar aún más a nuestro país".
Según Toczek, cada elemento de estas instalaciones presuntamente defensivas es indisociable de acciones de combate.
"En cierto modo contribuye a una escalada de tensiones que contradice a la normalización de relaciones, crispa el ambiente y que podría en un futuro próximo ser fuente de acciones imprevistas e inesperadas", puntualizó el experto militar.
Ese mismo febrero, los ministros de Defensa de los países miembros de la Alianza Atlántica decidieron crear seis unidades de mando y control en Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Bulgaria y Rumanía.
El representante permanente de Rusia ante la OTAN, Alexandr Grushkó, declaró que las decisiones de la OTAN para reforzar sus fronteras orientales cambian la situación militar y política en Europa, representan un riesgo para Rusia y se tendrán en cuenta en la planificación militar rusa.