Sin embargo, los métodos de cálculo empleados deberán ser aprobados por la Security and Exchange Comission (SEC) de los Estados Unidos, la autoridad responsable para la vigilancia del mercado, cuyos técnicos recibieron los balances de Petrobras hace dos semanas, como apuntó el diario O Estado de Sao Paulo.
En concreto, la nueva metodología deberá calcular unos perjuicios a las arcas de Petrobras mucho menor que los 88.600 millones de reales (28.107 millones de dólares) que la compañía anunció en su balance sin auditar de enero de 2015 y que condujeron a la salida de la por entonces presidente, Graça Foster.
Según el diario brasileño, una fuente estatal anónima habría revelado que en el próximo balance el perjuicio final debería situarse entre los 20.000 y los 40.000 millones de reales (entre 6.344 y los 12.689 millones de dólares), esto se debería a que ahora se tendrían en cuenta los proyectos que Petrobras paralizó y "la sinergía entre las refinerías", señaló la fuente.
En caso de que la SEC estadounidense dé su visto bueno, será la auditora externa PriceWaterhouseCoopers (PWC) la que deberá ratificar las cuentas y todo ello antes del 30 de abril, fecha en la que los acreedores de la empresa podrán reclamar el pago anticipado de sus deudas en caso de que no sea publicado el balance definitivo de 2014.