Rajoy, que mantiene el mismo argumentario desde que empezó el proceso soberanista catalán en septiembre de 2012, calificó de mala la hoja de ruta, en el fondo y en la forma.
"Es mala en el fondo porque va contra el sentido de la historia: rompe con más de 500 años de historia de vida juntos, rompe con todos los lazos que nos unen, y obliga a muchos catalanes a dejar de ser españoles y europeos", estimó.
Y "es mala en las formas también porque supone saltarse lo que dice la legislación vigente en España, que es la Constitución Española".
"En España la ley está por encima de cualquier otra consideración y esa ley afecta absolutamente a todos", alegó una vez más.
El preacuerdo prevé proclamar la independencia 18 meses después de las elecciones del 27 de septiembre, que todavía no se han convocado, siempre y cuando alcancen una mayoría favorable a la secesión.
El acuerdo considera tres aspectos.
En primer lugar, que todos los votos destinados a los partidos que apoyan este texto suponen un "pronunciamiento favorable a la independencia".
En segundo lugar, contemplan que en caso de mayoría independentista, el proceso "hacia la proclamación de un nuevo Estado o República catalana, que se iniciará con las elecciones del 27 de septiembre, culminará en un período máximo de 18 meses".
Finalmente, el acuerdo prevé la creación de una Constitución que se votará en referéndum vinculante.
Si el resultado es positivo se creará un nuevo Parlamento y se convocarán unas nuevas elecciones en el 2017.
Las últimas encuestas realizadas en Cataluña inclinan la balanza hacia los no independentistas.
Horas después de este desafío, Rajoy, durante la rueda de prensa que ofreció con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, se limitó a responder que "mi Gobierno va a seguir trabajando por la concordia y por poner en valor un proceso de cooperación común que ha sido extremadamente valioso para España y para Cataluña".
Rajoy visitará Barcelona el próximo 13 de abril con motivo de una conferencia entre los países mediterráneos para hacer frente al terrorismo yihadista y a la inmigración que llega de los países del sur de Europa.
El mandatario optó por la cooperación en una frontera que representa "una de las principales brechas en términos económicos en el mundo".