Corea del Sur es el último aliado de Washington que se suma al banco con sede en Pekín.
Seúl tomó la decisión el jueves por la noche después de discutirlo oficialmente y envió una carta a Pekín con su decisión definitiva.
Corea del Sur empezó a considerar su entrada en el banco durante la visita del presidente chino, Xi Jinping, a su homóloga, Park Geun-hye, en julio de 2004.
Pero solo cuatro días después de la cumbre, Estados Unidos pidió públicamente a Seúl que se abstuviera.
Corea del Sur ha manifestado durante estas semanas que tomaría su decisión atendiendo únicamente a sus propios intereses.
"Uniéndonos al AIIB, nuestras compañías tendrán mayores oportunidades de participar en proyectos, ya que tienen mucha experiencia en proyectos de infraestructuras como construcción, comunicación o transporte", informa Seúl en un comunicado.
La sorprendente entrada del Reino Unido en el banco despejó el camino para que otros países europeos y asiáticos en un principio reticentes se decidieran por entrar en el banco apadrinado por China.
Pekín ha asegurado que 27 países habían confirmado el pasado fin de semana pasado su participación en el banco y que espera que sean 30 antes de que acabe el plazo de inscripción, el próximo 31 de marzo.
El AIIB es la respuesta a la escasa representación de China y el resto de economías emergentes en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Washington tiene poder de veto en el segundo, dirigido tradicionalmente por europeos, y preside el primero.
El AIIB nace para financiar los proyectos de energía e infraestructura que necesita el continente.