"Voy a luchar para que los jefes militares puedan garantizar la disciplina, para que no haya que viajar a un juzgado que se encuentra a 300 o 400 kilómetros para encarcelar a un borracho", declaró el líder ucraniano en un encuentro con oficiales del Ejército.
El pasado lunes en el pueblo de Konstantínovka tuvo lugar una revuelta popular después de que un blindado atropellara a varios peatones en un cruce de calles.
Una niña murió a causa del accidente y varias personas fueron trasladadas a un hospital, lo que causó una ola de protestas masivas y ataques a los cuarteles militares.
Se informa que el culpable del siniestro se encontraba en estado de embriaguez y que los manifestantes quemaron dos carros blindados de la Guardia Nacional y volcaron un tercer vehículo.