A dos meses de las elecciones generales, se espera que el titular de Hacienda trate de captar votos para los conservadores, argumentando que el trabajo para sanear la economía de Reino Unido aún no se ha realizado del todo.
Osborne se acerca a su último crucial reto con la confianza de que la prometida recuperación económica, aunque retrasada, comienza a sentirse en todas las esferas y sectores del país.
Las estadísticas proyectan un crecimiento del 2,7% en 2015 y un retroceso del desempleo por debajo del 5,7% actual.
El déficit presupuestario se ha reducido a la mitad, aunque el objetivo inicial apuntaba a su eliminación en la presente legislatura.
La extensión para lograr el equilibrio presupuestario, pese a la política de austeridad vigente desde 2010, se debe a la baja recaudación fiscal, porque los nuevos empleos están mal remunerados.
Además, el déficit primario de Reino Unido, calculado cuando se excluyen los intereses de la deuda, es mayor que en Grecia.
Por ello, Osborne se ha comprometido a un segundo periodo de austeridad si los conservadores logran volver a gobernar a partir del 7 de mayo.
En el "presupuesto por votos", según lo decribe hoy el diario The Independent, se esperan concesiones fiscales a la industria del petróleo del Mar del Norte, nuevas ayudas a jubilados y a las rentas más prósperas.