El cabecilla reconoció ante el juez de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez que el documento era suyo, pero alegó que lo descubrió en Google y solo lo tradujo, una versión que no creen fuentes de la investigación.
“El texto es muy desagradable y trasluce la radicalización de estas personas”, opinan esas mismas fuentes.
El ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz, aseguró que las Fuerzas de Seguridad “han tomado medidas” tras darse cuenta de las amenazas.
Sin embargo, el mandatario intentó no hablar de esta cuestión.
"Por elemental prudencia prefiero no hablar de ese tema, sobre el que también desearía que no se hablara", señaló.
Gómez Bermúdez –que presidió hace diez años el juicio contra la célula terrorista que atentó en la estación de tren de Atocha dejando cerca de 200 muertos-, envió ayer domingo a prisión a siete de los ochos detenidos.
“Su lealtad a la organización terrorista les convierte en personas potencialmente muy peligrosas para la seguridad pública, cuya conducta futura es de todo punto imposible de predecir”, escribe el juez en su resolución.
El juez añade que este “yihadismo violento” ha ido tomando cuerpo por las dificultades de Al Qaeda para cometer atentados terroristas en Occidente.
En la resolución que envía a prisión a los imputados, el juez estima que las redes recurren a jóvenes residentes en Occidente para cometer atentados fáciles “dada la escasa preparación que requieren y la forma de ejecución abierta y flexible donde incluso la huida o salvaguardar la propia vida son aspectos accesorios”.
Gómez Bermúdez asegura que enseñar vídeos con las atrocidades cometidas por el EI es una “táctica de guerra” para “sembrar el pánico" en las sociedades occidentales.
“Su objetivo es aterrorizar al conjunto de nuestra sociedad como medio de desestabilización y neutralización de sus defensas, generando en la opinión pública la idea de que toda reacción frente a este tipo de terrorismo conducirá a no estar seguro en ninguna parte del mundo y la posibilidad de ser capturado y asesinado de la forma horrenda en que muestran las imágenes”, asegura el juez en su resolución.
Llegaron a organizar hasta 52 perfiles diferentes en Facebook, Twitter, Google+ y Tuenti para difundir en España la táctica del “terror informativo”.
Su cabecilla llegó colgar vídeos de su hijo de dos años que, a preguntas suyas, contestaba que de mayor quería “ser yihadista” mientras lanzaba besos a las imágenes del líder del EI, Abu Bakr Al-Baghdadi.
Según el juez, todos los detenidos se encontraban en una situación de precariedad laboral, lo que “ha contribuido aún más a exacerbar su odio hacia la cultura y valores propios de nuestra sociedad”.