"Es evidente que ninguno de los objetivos ha sido logrado por ahora", dijo Pajómov, recordando que incluso con la "frágil tregua en Ucrania, lograda con la participación activa de Rusia, siguen aplicándose nuevas sanciones y siguen surgiendo amenazas de endurecerlas".
Sin embargo, el experto señaló que las restricciones afectaron a la economía de Rusia, hecho que mostró la necesidad de "una serie de cambios económicos, una parte de los cuales ya está iniciada mientras que los otros tampoco se harán esperar".
Asimismo, Pajómov concluye que estas sanciones se convirtieron para EEUU en un modo de expresar su rusofobia y el deseo de dominar en las relaciones internacionales.
"Al escuchar cómo varios políticos estadounidenses se confunden en las explicaciones de las causas y los objetivos de estas restricciones, resulta difícil liberarse de la impresión de que la crisis en Ucrania se convirtió en un motivo cómodo para castigar a Rusia", señaló Pajómov.
El experto lamentó que "EEUU carece de personas sensatas que entiendan la ineficacia de las sanciones".
El jefe de la Comisión para Asuntos Internacionales de la Duma de Estado (Cámara baja del Parlamento ruso), Alexéi Pushkov, a su vez comentó que la tercera parte de los países de la Unión Europea no acepta introducir nuevas sanciones contra Rusia.
Pushkov indicó que en estos momentos el bloque no examina imponer nuevas sanciones, sino está discutiendo si prorrogar o no las vigentes.
"Supongo que se prolongarán", expresó el político al recordar que ya fueron extendidas las sanciones individuales a un plazo de medio año.
Al mismo tiempo Pushkov señaló que no hay unidad al respecto ni dentro de la UE ni en los países miembros.
"Los países como Austria, Chipre, Eslovaquia, España, Grecia e Italia (…) rechazan rotundamente la extensión de las sanciones", sostuvo.
Las relaciones entre Moscú y Occidente empeoraron a raíz de la crisis en Ucrania y, en particular, tras la adhesión de Crimea a Rusia que tuvo lugar hace un año y que los países occidentales califican de "anexión ilegal".
EEUU y la UE aprobaron varios paquetes de sanciones contra Moscú, un embargo de armas junto con la prohibición de exportar piezas de doble uso militar y civil y tecnología clave y servicios para explotar recursos energéticos.
También restringieron la financiación a medio y largo plazo a varios bancos con participación pública y aplicaron sanciones individuales contra ciertos políticos y empresarios rusos.