Según está previsto, el centro se pondrá en marcha en verano de 2018 y el Gobierno ruso invertirá en su creación 2.200 millones de rublos (unos 36 millones de dólares), reveló al diario una fuente del Ministerio de Sanidad.
La necesidad de un centro de estas características se explica por la aparición de nuevos factores de riesgos, como el último brote de ébola, las altas tasas de migración y el fácil acceso a materiales para fabricar armamento biológico, explica el funcionario.
El peso de este último factor de riesgo ha aumentado considerablemente debido a la inestabilidad política en muchos países del mundo, dice.
"Los avances científicos de los últimos años han conducido a una situación donde no se requiere de cuantiosas inversiones ni de una infraestructura científica y organizacional importante para fabricar armas biológicas; los componentes necesarios están disponibles en el mercado y uno puede encargar y comprarlos también a través de internet", indica.
Hoy día, prosigue, las armas biológicas "pueden ser fabricadas, trasladadas y usadas en cualquier parte del mundo".
Según el experto, también está el riesgo de que numerosos nuevos tipos de estas armas se empleen de forma oculta contra personas, ganado, cultivos o ecosistemas.
Para estudiar y prevenir esta y otras amenazas biológicas, los 200 empleados del futuro centro harán seguimiento de la situación biológica en Rusia, con la ayuda de dispositivos especiales que transferirán información a la sede de la entidad.