“Apoyaremos la operación en Mosul, pero no lucharemos directamente”, indicó a periodistas, precisando que el país participará solo “si tiene lugar un ataque frontal a Turquía”.
Según Davutoglu, la política exterior del país tiene cuatro objetivos sobre Irak: su integridad territorial, el apoyo a la autonomía de los kurdos en el norte de Irak, la seguridad de los turcomanos iraquíes y la prevención de los combates entre los suníes y chiíes.
Al conseguir estos objetivos, Turquía aboga por la estabilidad en las regiones iraquíes cerca de sus fronteras, en palabras del dirigente turco, “las regiones cerca de nuestras fronteras no tienen que suponer una amenaza terrorista”.
Ya antes había mencionado el ministro de Defensa del país, Ismet Yilmaz, que Turquía está dispuesta a prestar ayuda militar a Irak en la logística y los datos de inteligencia.
El martes pasado dos aviones turcos transportaron material militar a Bagdad.
La organización terrorista Estado Islámico –grupo yihadista que controla amplios territorios de Siria e Irak y tiene en sus filas hasta 30.000 combatientes, según la CIA– es desde 2014 uno de los mayores retos globales.
De momento no existe un frente único de lucha contra el EI, por un lado hay una coalición internacional y por otro, las tropas gubernamentales de Siria e Irak y los kurdos de estos dos países.
Tras las acciones de combate fallecieron varios miles de civiles, cientos de miles se hicieron refugiados y otros tantos miles fueron tomados como rehenes.