El proyecto, con un presupuesto de 600 millones de dólares, involucra a cuatro empresas concesionarias extranjeras (tres españolas y una italiana), "pero sin participación comunitaria en las concesiones", dijo a Sputnik Samanta César, una de las dirigentes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra.
Esa organización aglutina a unos 40 poblados de mayoría campesina e indígena y cuenta con la solidaridad de unos 20 pueblos más, explica la integrante del nuevo movimiento social surgido hace un par de años.
"Ese tipo de desarrollo afecta a la seguridad de las comunidades, implica un riesgo para la vida de sus miles de habitantes, traerá contaminación, y sobre todo cambiará la vida campesina que queremos preservar", basada en el ancestral cultivo del maíz, los frijoles, el chile el sorgo, dice la activista social.
El cinturón del gasoducto rodeará los pueblos de tres estados que habitan las faldas del volcán Popocatépetl, a 60 km de Ciudad de México, desde Morelos, cruzando Puebla y llegando hasta Tlaxcala, desde donde será transportado el gas para dos termoeléctricas de ciclo combinado.
Esas instalaciones termoeléctrica, emplazadas en un área de unas 45 hectáreas, requieren un alto consumo de agua, que será transportada desde el río Cuautla en un acueducto de ida hasta las plantas generadoras de energía, mientras otro acueducto llevará el agua de regreso a la zona campesina.
Gobernador cuestionado
El principal impulsor del Proyecto Integral de Morelos (PIM) es el gobernador de ese estado, un prominente líder del partido de la Revolución Democrática (PRD, tercera fuerza nacional).
Ese partido de centroizquierda está sumido en una profunda crisis entre renuncias y divisiones, debido a la matanza de estudiantes en el vecino estado de Guerrero, feudo de otro gobernador del PRD.
El gobernador de Morelos, Graco Ramírez, "encabeza un gobierno en crisis, es uno de los principales interesados en ese proyecto industrial y ha reprimido a los habitantes de Morelos que se oponen", dice la activista.
Los inconformes denuncian que las protestas terminan muchas veces con arrestos injustificados durante días, e incluso hay un caso de tortura y un manifestante muerto en el vecino estado de Puebla.
Concesionarias españolas
El proyecto industrial se inspira en la reforma energética del presidente Enrique Peña, en cambio "los movimientos sociales exigimos alternativas de energías limpias. Nos proponemos parar estos proyectos que contaminan, es una nueva forma de entender el desarrollo", argumenta.
Tres empresas españolas están implicadas. Avengoa, responsable de construir las termoeléctricas, mientras que los acueductos de ida y vuelta han sido otorgados a Enagas y Electnor, con la participación de la italiana Bonati.
El proyecto está secundado por el Ministerio de Economía español, que "impulsa el apoyo a la inversión española en el extranjero, es parte de los intereses del proyecto", dijo la dirigente.
Los inconformes recuerdan que la empresa española Avengoa estuvo en el centro de la llamada "Guerra del agua" por un proyecto de "privatización del agua" en la región de Cochabamba, Bolivia, en el año 2000.
En México, evoca César, la empresa ganó al estado mexicano una demanda por 45 millones de dólares, porque las autoridades no consiguieron los permisos municipales para construir un relleno sanitario que los pobladores de Zinapán, Hidalgo (centro de México), consideraban "tóxico".
Medioambiente
La ruta del acueducto, de unos 30 km entre ida y vuelta, atraviesa 19 comunidades campesinas (ejidos) y se llevará del río Cuautla 50 millones de litros de agua al día para la termoeléctrica, se evaporará el 40% y el resto regresará deteriorada, no será tratada, con riesgos de contaminación, dice la denuncia.
Las termoeléctricas producirán dióxido de nitrógeno que entrará en conflicto con los gases naturales que emiten los cultivos de sorgo, el isopreno; al mezclarse con la emisiones de las plantas generará ozono y dañará la atmósfera, además, oxidará la tierra, dañará los cultivos y matará la diversidad, describe la activista ecologista popular.
En cuanto al gasoducto, atravesará el perímetro de las faldas del volcán Popocatépetl, en la zona de riesgo volcánico por barrancas peligrosas, en el círculo rojo de actividad volcánica en los planes de evacuación, los accidentes son una posibilidad peligrosa.
"Esa energía es para el desarrollo industrial, no es para las personas", reclama. "No queremos industrias porque queremos mantener la forma de vida campesina y lo que exigimos al gobierno es apoyo al campo y a la agricultura, apoyada por precios injustos de nuestros productos", puntualiza.
El dilema del desarrollo
"La crisis actual no sólo está dominada por la privatización energética y la volatilidad de la economía internacional, sino también las quimeras e ilusiones de un desarrollo cogido con alfileres", dijo a Sputnik, Américo Saldívar, consultor en Economía de los Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable.
Los planes para un desarrollo equitativo y sostenible "están siendo rebasados, el desarrollo continúa siendo francamente insostenible", dice Saldivar, quien además es profesor investigador del posgrado de Economía de la UNAM.
Hace más de una década aumenta el deterioro, desgaste y contaminación del medio ambiente en México: "no hay mejoría en los indicadores macroeconómicos, pues producimos, consumimos y vivimos con los ritmos, formas y modelos de crecimiento imperantes en la actualidad".
Los responsables políticos e institucionales deben "enfrentar de modo efectivo los riesgos ambientales, tanto a nivel local como global, ajustando las pretensiones de crecimiento y consumo a las disponibilidades reales y a la capacidad de carga de los ecosistemas terrestres y acuáticos", dice el autor de varios ensayos sobre globalización, pobreza y medio ambiente, educado en Moscú en los años 60.
