"Existe la voluntad y disposición efectiva del Partido y el Gobierno cubanos de desarrollar la informatización de la sociedad y poner Internet al servicio de todos", afirmó el vicepresidente cubano Miguel Díaz-Canel, al clausurar un Taller de Informatización y Ciberseguridad.
Todo parece indicar que finalmente saldremos del paleolítico y tendremos internet, ya que las autoridades han reconocido que la conectividad es parte de la infraestructura básica para el desarrollo de las actividades económicas y empresariales del país, así como fuente generadora de empleo y de servicios.
Según Gardel, veinte años no es nada, pero nosotros estamos "descubriendo el agua tibia" con casi dos décadas de retraso. Razones tecnológicas se aducen para que una isla con altísimos índices de cultura y educación, quizás con el mayor capital humano por metro cuadrado del mundo, con una Universidad de las Ciencias Informáticas que ha graduado ya a miles de especialistas, esté prácticamente desconectada de la web.
Hasta ahora, el acceso a internet en Cuba es, en su mayoría, para profesionales que lo tienen desde sus centros de trabajo. Como un gran logro se dio a conocer que la cifra de estos interconectados ha llegado por primera vez a 11 503 personas, pero la alegría se diluye al compararla con los 11 millones de habitantes, de los cuales más de medio millón son universitarios. Tampoco se menciona que muchos de esos suertudos apenas tienen acceso a páginas nacionales y con una velocidad de 56 kb que da pena.
Menos aún son los que pueden pagar los altísimos costes que impone la única empresa de telecomunicaciones que existe (ETECSA) para conexiones desde sus propios puntos, que no pueden contratarse para los hogares. En los móviles, desde hace poco más de un año se puede contar con correo electrónico, pero siempre de ese mismo operador.
En los últimos tiempos, se ha visto una lucecita al final del túnel, con alguna que otra oferta parcial de precios, pero aun claramente lejana del bolsillo de la inmensa mayoría del pueblo, para los que navegar sigue siendo un verbo asociado sólo con el mar. Millones que en su vida han podido googlear, ni ver un video en youtube, y para los que wifi, skype o whatsapp suenan a chino.
Ahora, que todo parece a punto de cambiar, y que tanto se quiere potenciar ineficientes versiones cubanas de Wikipedia, Facebook y otras, esperemos que la idea no sea parecernos a la internet china, que a fin de cuentas, son más de 1300 millones y se pueden dar el lujo de tener su propio twitter.
En el nuevo escenario de relaciones con Estados Unidos, el propio presidente Barack Obama ha declarado su intención de priorizar la inversión en telecomunicaciones, incluyendo internet, para Cuba. Ya se comienzan a dar pasos concretos, como las conversaciones con la compañía norteamericana IDT Domestic Telecom para la interconexión directa entre ambos países.
"Internet plantea desafíos a las formas tradicionales de comunicación social, al uso de los medios de comunicación, al papel de los individuos en el espacio público y exige la existencia de políticas, normas y formas de funcionar nuevas que deben alinear infraestructuras, servicios y contenidos para garantizar ese derecho", decía Díaz-Canel, mientras reconocía la necesidad urgente de evolucionar en las Tecnologías de la información y la comunicación (TICs).
"No es de las tecnologías de lo que debemos cuidarnos, sino de la ignorancia que desconoce sus potencialidades en la gestión del desarrollo", advertía a raíz del debate suscitado por este tema, Raúl Garcés, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. "No hay que temerle a la conectividad, sino al aislamiento que impide a los ciudadanos en el nivel micro, y al país en lo macro, insertarse en las dinámicas de la sociedad global", expresó el académico.
Esperemos entonces que esta vez no nos vuelva a pasar eso de "comprar pescado y cogerle miedo a los ojos", que no se diluyan las esperanzas, como las que teníamos con aquel cable de fibra óptica, que aún se busca por los mares adyacentes.
Esperemos que no nos sigan recordando que en el resto del mundo no todos tienen acceso a la web. Es cierto, pero también lo es que Cuba fue pionera en usar el teléfono, el ferrocarril y muchos otros adelantos técnicos, así que basta de ir a la zaga.
Esperemos que el cambio sea no sólo de tecnología, sino de mentalidad, para que podamos saltar de una vez de la prehistoria a la era de la informatización.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK