"En medio de las presiones que ejercen Chisinau y Kiev para cambiar nuestro rumbo político, también pueden tener lugar acciones provocativas dentro del país", dijo Shevchuk al presentar su Mensaje Anual.
Señaló que los actos de "sabotaje informativo" dirigidos contra Transnistria y sus dirigentes son financiados por fuerzas dentro y fuera del país.
"Además, en las difíciles condiciones económicas, los llamados 'patriotas' no hacen más que difundir chismes y sembrar la inseguridad", comentó.
Llamó a los ciudadanos a no dejarse llevar por las provocaciones y "desvelar los motivos de los que especulan con consignas sin ofrecer nada a cambio".
El líder transnistrio instó a Moldavia y Ucrania a renunciar a la ideología de sanciones contra la república autoproclamada.
"Proponemos abandonar la política de sanciones y suspender el bloqueo de las posibilidades económicas; por nuestra parte, ofrecemos buena vecindad y cooperación", apuntó.
La canciller alemana, Angela Merkel, a su vez expresó la esperanza de que el escenario del conflicto ucraniano no se repita en Transnistria.
Indicó que pese al empeño que puso la comunidad internacional para resolver la situación, el conflicto permanece congelado, y que la situación actual en Moldavia no es así como lo quería ver y llamó a continuar el trabajo en esta dirección.
Transnistria, donde rusos y ucranianos constituyen el 60% de la población, luchó por separarse de Moldavia ya antes del desmoronamiento de la Unión Soviética, temiendo que la propagación del nacionalismo empujara a los moldavos a unirse a Rumanía.
Chisinau perdió el control sobre los territorios en la orilla izquierda del Dniéster en 1992, tras un intento frustrado de resolver el problema por la fuerza.
El mantenimiento de la paz en la zona de conflicto corre a cargo de un contingente de mantenimiento de la paz compuesto de militares rusos, transnistrios, moldavos y observadores militares ucranianos.
Tiráspol lucha por el reconocimiento internacional, Moldavia por su parte le propone autonomía.