Alivio en EEUU por el veto de Obama en el Congreso al oleoducto Keystone

© REUTERS / Larry DowningVeto supporters rally in front of the White House on the same day U.S. President Barack Obama vetoed a Republican bill approving the Keystone XL oil pipeline from Canada
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Obama vetó el proyecto para la puesta en práctica de un oleoducto en EEUU, provocando así la satisfacción en diversas asociaciones y sectores ciudadanos que pedían que no se aprobara.

"Hola, tengo grandes noticias. El presidente Obama ha vetado el proyecto de ley del Congreso para la construcción de oleoducto Keystone XL. Obama ha demostrado así que escucha a la gente, y no a quienes contaminan", comunicó Annie Leonard, directora ejecutiva de Greenpeace en EEUU en un mail enviado a sus socios y simpatizantes.

Su alegría está justificada: el veto presidencial era ya la única barrera legal posible para frenar un oleoducto que había puesto en contra a las Naciones Indias, los grupos ecologistas y numerosos científicos.

Neil Young, Willie Nelson, Julianne Moore, Naomi Klein, Alec Baldwin, Patti Smith y Robert Reford se encuentran entre los firmantes de un manifiesto contrario a la construcción del oleoducto al que también se unieron el senador Sheldon Whitehouse, el congresista Raúl Grijalva o el científico y activista James Hansen, profesor de la Universidad de Columbia y director, entre 1981 y 2013, del Instituto Goddard de la NASA.

Aprobado por el Congreso, de mayoría republicana, el Keystone XL es una ampliación del oleoducto Keystone, que parte de Hardisty, en Canadá, cruza la frontera con EEUU y alcanza Houston y Porth Author, en el Golfo de México.

En total, 4.700 kilómetros de tuberías con capacidad para bombear cientos de miles de barriles de petróleo diarios.

El oleoducto añadiría medio millón de barriles suplementarios con el añadido de la variante XL, de 1.897 kilómetros, que alcanzaría Steele City, en Nebraska.

"Me tomo seriamente mi responsabilidad con el pueblo americano", explicó Obama al justificar su veto, "y debido a que esta acción del Congreso (la aprobación del oleoducto) entra en conflicto con asuntos de interés nacional (…) se ha ganado mi veto".

El conflicto nace, entre otras razones, porque la variante XL atravesará de lleno el aquífero de Ogallala, imprescindible para mantener tanto la irrigación agrícola como el consumo de agua de millones de personas en las Grandes Praderas.

Además, el petróleo que transportaría es del tipo bituminoso, también conocido como arenas petrolíferas, de peor calidad que el petroleo tradicional y altamente contaminantes.

Entre tanto los partidarios del oleoducto afirman que los riesgos para el medio ambiente, mínimos, se compensarán con la creación de decenas de miles de puestos de trabajo.

Sus detractores, por contra, argumentan que dichos empleos serán temporales, desapareciendo casi por completo una vez se haya completado la construcción de una infraestructura que apenas requiere de personal de mantenimiento.

También preocupa el hecho de que la firma encargada por el Departamento de Estado para redactar el informe de impacto medioambiental, Environment Resources Management, había realizado previamente varios trabajos de consultoría para TransCanada, la petrolera propietaria del oleoducto, así como para otras petroleras, ExxonMobile, BP, etc., que se beneficiarán del proyecto.

Mother Jones, la revista que descubrió el conflicto de intereses, demostró también que el Departamento de Estado había omitido en su informe los extractos de las biografías de los autores del estudio que los relacionaban con las citadas empresas.

En un editorial conjunto publicado en las páginas del periódico US Today, John Boehner y Mithc McConnel, los líderes republicanos del Congreso y el Senado, acusan al presidente de sordera.

Afirman que con su veto Obama Favorece los intereses de "los burócratas, los extremistas medioambientales" y potencias rivales como "China" frente a las necesidades de "la clase media" de EEUU.

También avisan de que "se equivoca si cree que con su veto se ha terminado la lucha. Lejos de esto, apenas ha comenzado".

El problema para los republicanos es que en principio, y a pesar de su mayoría, carecen de los escaños necesarios en el Congreso y el Senado para revocar la decisión presidencial.

Por su parte Annie Leonnard, la directora en Greenpeace en EEUU, anima a Obama rematar el trabajo, descartando de forma definitiva del oleoducto.

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