La Comisión Electoral Central descalificó la semana pasada a la diputada árabe Haneen Zoabi por 27 votos a favor y 6 en contra. La medida contó con el apoyo de todos los partidos políticos con la excepción de Meretz (izquierda) y la Lista Conjunta de los partidos árabes.
La moción para descalificar a Zoabi fue presentada por el partido de ultraderecha Yisrael Beitenu (Israel, Nuestra Casa), liderado por el ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman.
En cambio, la decisión de descalificar a Baruch Marzel, del nuevo partido religioso Yahad, fue aprobada por 17 votos a favor y 16 en contra. Yesh Atid, Meretz, la Unión Sionista y la Lista Conjunta árabe votaron a favor, pero el Likud, Yisrael Beiteinu y los partidos religiosos lo hicieron en contra.
Marzel jugó un papel histórico en el partido Kach, la única formación israelí a la que se prohibió hace años participar en elecciones por sus posturas racistas respecto a los árabes.
El fiscal general del Estado, Yehuda Weinstein, había desaconsejado la descalificación de Zoabi. Weinstein dijo que la diputada había realizado comentarios “preocupantes”, pero que no había pruebas suficientes para acusarla de apoyar la lucha armada contra Israel, hecho que sí supondría la descalificación según la ley israelí.
El abogado de Zoabi, Hassan Jabrin, ha afirmado que la decisión del Tribunal Supremo de anular la descalificación de su clienta indica las "consideraciones indebidas en las que se basa la Comisión Electoral Central, provocadora y racista".
Lieberman ha indicado que la decisión del Tribunal Supremo de permitir que Zoabi concurra a los comicios es "una mancha en la democracia israelí, que no sabe cómo defenderse”.